domingo, 24 de abril de 2016

El resurgir del guerrero.

Un año más tarde este blog resurge de entre las cenizas. Sí, bueno, he tenido durante este año mucho tiempo para escribir de todo. Pero es que ha sido un año de locura. De locura máxima.

¿Qué quiere decir esto? Pues antes el blog se llamaba Caos de un Filólogo. Ahora tiene hasta otro nombre. Es que, a pesar de que podría contar mucho de todo lo que me ha pasado, hay una cosa fundamental que me ha puesto la vida patas arriba. Y abajo, porque no. He comenzado el máster de profesorado de educación secundaria. Ay, la ESO. Ay, ¡esos locos bajitos!

Aunque no son tan bajitos, sí que son muy locos. Y yo que siempre he querido, en el fondo de mi ser, dedicarme a la docencia... era cuestión de tiempo. Sigo sintiéndome muy filólogo. Muchísimo. Pero no puedo negar que me encanta pararme a responder sus dudas, a explicar y a aprender de ellos. 

Ahora mismo, aunque admito que me cansa mucho, me he convertido en profesor. Sin mordedura ni transformación con la luna llena, ¡oiga! Solo hace falta que den las ocho de la mañana y entre en el instituto y me convierto en otro. Da igual que esté cansado, que la noche anterior haya sido un desastre o que mi propia vida sea un desastre. De verdad, da igual. Allí soy otro y me convierto.

Así que nada, a pesar de que parezca que aquí solo voy a soltar cosas de las clases, de mi experiencia o de como me va... nada más lejos de la realidad. Hablaré de cualquier cosa que me cruce la mente. Y demasiadas cosas se pasean por mi mente. Y algunas van de poesía, otras de bricolaje, otras de pintar... ¡oh, loco profesor que vives en el caos perenne de la vida! 

Y, bueno, eso sí. Sigo de prácticas, así que el día que sea profesor profesor... ¡miedo! 

lunes, 30 de marzo de 2015

Tormenta creativa

Dos semanas sin escribir. Tenía cosas de las que hablar, pero tampoco he tenido mucho tiempo y en realidad, ahora mismo soy afortunado de tener un huequillo. Es Semana Santa y, como en cualquiera de las vacaciones, mi tiempo libre es más reducido de lo que parece.

He querido hablar de lo que realmente me supone esta fecha, de los juegos que me he pasado estos días, de lo que he escrito... pero no, al final voy a hablar de lo que es una tormenta creativa.

Bueno, de como me lo tomo yo. A fin de cuentas, aunque una tormenta creativa pueda sonar a bueno, por culpa del brain-storming, en realidad, yo lo veo como algo profundamente negativo.

¿Por qué?

Si hay tormenta, los barcos no zarpan. Y para mí, mi mente, mis proyectos son barcos, más o menos cargados, pero que tienen que llegar a buen puerto, mantener su rumbo y no zozobrar. Si hay tormenta, no saldrán si quiera, por muchas ideas que tenga, esas no se llevarán a cabo y en esas nos vemos.

Escribiendo una entrada en el blog hablando de otro, el enésimo, de mis bloqueos. Ni TFG, ni traducir, ni leer, ni jugar, ni dibujar...

Vivir en el más profundo caos, tiene estos pequeños problemas.

lunes, 16 de marzo de 2015

Bloqueo inesperado.

Apenas una semana de vida el blog y ya dejé de escribir en él. Debería estar furioso o colérico, ¡o todo a la vez!

Pero la verdad es que no. Si no he escrito ha sido por un enorme bloqueo mental que me ha dejado fuera de combate durante unos días. Y es que a veces, sumido en mi propio caos, termino incapaz de hacer nada que me requiera pensar durante dos segundos: dejo de hacer cosas de la universidad, dejo de escribir, dejo de leer, apenas juego a nada... me dedico a ver la vida pasar, mirando vídeos o oyendo música con cara de niño pequeño.

Pero vamos, eso se ha pasado más o menos y la verdad que algo bueno que tiene es que te deja tiempo para reflexionar sobre muchas cosas. Una de esas cosas, viene producida por el siguiente tuit de LocoMalito, un genial desarrollador indie que se merece la deificación y un par de odas de Horacio, por lo menos. Aquí va el tuit:


¿Y cómo te quedas? El tema de la multitarea es algo que siempre me ha fascinado, pero no puedo evitar darle la razón. La satisfacción de completar una única cosa es genial, pero hoy en día se nos fuerza a afrontar muchos frentes a la vez, a veces pequeños, a veces más grandes, y nos hace dispersarnos. Y eso que decían que el futuro era la especialización.

Aunque como casi filólogo y aún en mi etapa universitaria, me tengo que poner en contra de esta postura, ya que desde clase me piden que abarque los textos desde todos frentes posibles, desde su macroestructura hasta la microestructura, teniendo en cuenta distintas opciones sintácticas, estilisticas, métricas si fuere poesía... además, eso casa muy bien con mi carácter caótico que tanto juego me está dando en este blog. La multitarea es un bien necesario para una mente inquieta que no puede concentrar todos sus esfuerzos en una única cosa durante mucho tiempo.

Y yo no mantengo mi atención, sin parar para descansar, más de una hora... ni si quiera jugando o leyendo. Así que opté, desde hace tiempo, por entregarme a la multitarea, pero siempre intentando marcarme metas pequeñas y factibles, que pueda hacer ese mismo día y no morirme en el intento. La satisfacción que te da el completarlo todo es la misma que hacer una única cosa al día y viene muy bien cuando te atosigan con tantos trabajos, textos y tareas.

Resumo, que la multitarea, en su dosis adecuada, es genial. Y que mis metas pequeñas y factibles recuerden a un juego de rol es... coincidencia. O no.

martes, 10 de marzo de 2015

El porqué del Caos.

Enésimo blog, enésima vez que pienso que a alguien le va a importar lo que tenga que decir...

Pero, ¿y qué más da? Quiero decir, el título de este blog tiene mucho sentido cuando te paras a pensar en que soy casi, casi filólogo. Y clásico, además, con rancio abolengo. Con dos narices.

Claro, casi terminando la carrera te planteas una pregunta... ¿te gusta la filología? Respuesta corta: Sí. Respuesta larga... sí, pero hay más cosas.

Me encanta la filología y casi todas las disciplinas que la rodean. No, en serio, igual le suena raro a cualquier otro que sea ingeniero, médico, camarero o, qué se yo, astronauta. Todos te pueden decir "Pues, hombre, me gusta lo que hago pero hay X cosa que me gusta más." 


Los filólogos clásicos de pura cepa, no tenemos esa X que te gusta más o que te gusta menos. Que sí, que algunos tiramos para el griego y otros para el latín, pero en el fondo nunca dejamos de lamentar no haber escogido lo otro (también, a la vez; no os vayáis a pensar otra cosa). No, tenemos esa vocecita interna que nos anima a abarcar más y más y más.

Ya cuando se te mezcla con la que traía yo de serie, pues tenemos un lío de dos pares de narices. Porque yo siempre he sido un culo inquieto, que me gusta hacer y aprender de todo. Y ahí me teneís que se un poquito de algunos lenguajes de programación, de portugués, de cocinar, de electricidad, de pintar, de escribir, de ropa... ¿sigo? Creo yo que es suficiente para entender el totum revolutum que soy.

Y por eso soy un filólogo. Y un caos. 


Y por eso en este blog voy a hablar de las cosas que me gustan, que no tienen ningún sentido ni coherencia entre ellas, pero a mí me gustan. Ya sólo me falta la constancia...